lunes, 30 de junio de 2008

El fútbol. Los hombres. Las mujeres. El televisor.


Nada qué hacer. Tan pronto cuando se ve una pelota entrar a través de un arco los gemidos, gritos, palabras, aplausos, manotazos, y demás salen en reacción desencadenada en los seguidores del deporte más popular, el fútbol.

Los admiradores, o seguidores, se ubican por 90 minutos frente a las pantallas como hipnotizados, como zombis paralizados hasta que la vida vuelve a ellos en cada instante de posible gol, ya sea del equipo contrario.

Yo que me puse en el ejercicio de sólo observar a las personas mientras pasa un partido noto con asombro que la escena es aparentemente simple, quizá por que muchos se acostumbraron, pero a su vez es de analizar.

Empecemos. ¿Cuándo se ha visto que a nivel mundial se unan tantas almas en un mismo interés deportivo?, comenzando por ahí ya sabemos que el fútbol es un deporte que mueve masas.

Sigamos, ¿por qué razón los hombres son el grupo humano que más se inclina por este deporte?, ¡caray! Sí, son los hombres los que se desviven por un partido de fútbol, paran sus trabajos, paran el tráfico, dejan de caminar, olvidan sus deudas y problemas y entonces se vuelven seres dedicados con todos sus sentidos a una pantalla.

Continuemos, ¿por qué la gran mayoría de mujeres no se desviven por un partido de fútbol?, mientras eso sucede ellas siguen trabajando, siguen cuidando de sus hijos o cocinando, o como algunas, se dedican a metérseles por los ojos a sus novios, esposos y “amiguitos” vestidas seductoramente en vano.

La pantallita, se vuelve leal amigo del seguidor, donde deje de funcionar recibe golpes y hasta patadas de repuesto. Pero la maquinita es la que trasmite el partido, así que en cualquier esquina de un centro comercial se puede plantar un hombre a gozarse su partido.

Debo admitir que en determinado momento me dio risa ver aquello, estaba sentada en un restaurante con un hombre y entonces, un posible gol de su equipo y los 8 hombres que allí estaban elevaron al mismo tiempo un gritico entre sufrimiento y decepción mezclado con rabia e impotencia que me pareció cómico, además completando el cuadro a 4 de los 8 hombres les acompañaba una mujer que estaba con su mano en la cara de aburrimiento y mirándose al espejo, o mirando la cena, o mirando a su hombre.

Lectores… no por nada era mi pregunta de la encuesta, que no supimos cuántos era hombres y cuántas mujeres pero si comprobé que la pasión y la alegría mueven a quienes son seguidores mientras que la indiferencia a quienes poco les interesa.

Y al final, me queda una sensación de circo, ustedes ayúdenme a responder las preguntas.
*La fotografía es cortesía de Schmutzigale. Gracias.

domingo, 22 de junio de 2008

Sintiéndose el centro de Bogotá. II parte




Caminando derechito por la séptima, entre tiendas de ropa y restaurantes, se llega por fin a la gran congestionada y reconocidísima Calle 19.

Un río de cabezas pasando para arriba y para abajo, unas con pasos lentos y meditabundos, otras con pasos ágiles y estrepitosos, pero todas en la misma calle que abarca desde la carrera 3 y hacia abajo pasando la carrera 30.

Es uno de los sectores más movidos, cerca de allí hay gran parte de universidades, centros educativos, plazas, centros culturales, transmilenio, centros comerciales donde hay desde tatuadores hasta discos, y bajando uno se encuentra con las mujeres de mini falda listas a un cliente tímido.

Si por algo me gusta el centro es también por su variedad de personajes que se pueden encontrar, los chicuelos que vagan por las calles, los universitarios con sus atuendos extraños y destacables, las mujeres de mil formas, colores, y estaturas, los hombres de toda índole en sus vestimentas y demás.

Pero el paseo seguía, por eso la caminata debía seguir avanzando hacia el centro histórico de la capital colombiana, derecho por la misma séptima se encuentra uno con el edificio del canal Ci ty Tv y la avenida Jiménez en cuya esquina se la pasan los comerciantes de piedras preciosas ofreciendo y comprando. Cada vez que voy al centro, debo aceptar que, me obligo a comer las ricas empanadas que son de pollo o carne, recién hechas.

Luego, se llega a la plaza de Bolívar, lugar en donde se concentra a su alrededor el Capitolio Nacional, sede del Congreso de la República, el Palacio de Justicia donde está la Corte Suprema de Justicia, el Palacio Liévano, lugar en el que se encuentra la Alcaldía Mayor de Bogotá, también están la Casa de Nariño y el Palacio de San Carlos (Cancillería).

La inmensa Catedral Primada da la bienvenida siempre a las multitudinarias marchas (que ya hemos narrado en el blog) y además hogar de cientos de palomas blancas y grises que hacen magistralmente sus danzas en el aire cuando bajan en búsqueda de alimentos.

Si se está en aquél lugar cerca de las cinco y media de la tarde, el panorama es hermoso, el sol empieza a caer y las nubes dejan sus tupidas visitas entonces el cielo es claro, inspiración de pintores, poetas, enamorados, y hasta extranjeros. Las fachadas de los edificios se tornan anaranjadas al caer la tarde y las escaleras de la Catedral invitan a quedarse sentado viendo pasar el tiempo.

Dejaré hasta este punto de la descripción, por que el resto del centro histórico merece su tiempo y su recorrido lento, pero les dejo la invitación a darse esa caminata quienes viven en la ciudad o a los visitantes, y si usted es una de esas personas que está lejos de Colombia, entonces dedíquese a soñar con lo leído, pues a diferencia de películas que hablan muy mal de Colombia, yo les cuento que un simple paseo como el narrado aquí puede ser uno de los andares más agradables que se puedan tener.

Hasta Pronto.