martes, 26 de febrero de 2008

Un Eclipse de Luna que no se vió


La puerta del Planetario Distrital de Bogotá estaba abarrotada de curiosos espectadores que hacían fila con la intención de poder entrar antes de las once de la noche, algunos llegaban solos y otros emparejados, pero el interés por ver uno de los fenómenos más interesantes como la alineación de tres astros y los cambios que esto genera, no daba lugar a esperar en vano.


Sin embargo, desde las siete de la noche la gente había entrado en grandes grupos a la cúpula central del Planetario, aquél ya fue un golpe de mala suerte pues el plan no era justamente ese, sino disfrutar al aire libre del evento que sólo volvería a ocurrir en el 2010.


Las sillas terminaron ocupándose con prisa, y como aún faltaba el momento cumbre del eclipse Total de Luna (10 a 10 y media de la noche) pues astrónomos y asistentes se concentraron momentáneamente en una charla explicativa sobre lo que se presenciaría. Tema que abarcó desde las fases de la Luna, las hipótesis de creación de tal astro, las características de la misma y un sinfín de datos interesantes que iban acercando al público con expectativa al gran momento.


¡Oh Sorpresa! Se acercaba la hora y las predicciones del IDEAM se hacían ciertas, es decir, la capital Colombiana no podría ver absolutamente nada debido a la nubosidad y las lluvias. Y ¿cuál era el plan B?, hacer conexión con México y Argentina para que los bogotanos pudiésemos ver el espectáculo celeste. Pero por acción-reacción la gente se fue levantando de sus sillitas y saliendo con prontitud. El interés se iba.


Pocos quedábamos ya al final, aunque a medida que la gente se iba otros entraban. Igual, el proceso era lento, había que tener paciencia para ver lo que se quería, una luna vestida de rojo y gigante, pero se llegó la hora y el ánimo decayó, pues no era lo mismo verla en una pantalla atravesada que verla con nuestros propios ojos o con ayuda de binoculares.


Con mis acompañantes terminamos huyendo también de allí, pero caminando hacia el norte de la ciudad pudimos, por breves momentos, ver en el firmamento a aquella Luna, única acompañante de la Tierra, ascendiendo a su esplendor, que como lo podrán ver en la única foto* que logré capturar.


Aquí podrán encontrar algo más de información en cuento a medio de comunicación se refiere.

Queda esperar, a ver qué sigue pasando (o no) en la calle…


GRACIAS

*La fotografía muestra el Museo Nacional y si notan bien arriba casi en el centro está la Luna en su proceso de eclipse.

domingo, 17 de febrero de 2008

Pensamientos sobre el día del periodista en Colombia



Nueve de febrero era el día destinado para celebrar una labor que algunos de los seres humanos eligieron: el periodismo. Incluso, la fecha no es tan conocida pues con tantos cambios que se le han hecho parece que la celebración quedara refundida. Sin embargo, algo es claro y es que se eligió ese día por que en 1791 se dio inicio al primer medio de comunicación llamado Papel Periódico de Santa Fe de Bogotá, impulsado por el periodista cubano Manuel del Socorro.


Ya en este 2008, existen por doquier medios de todas las formas para transmitir información (hasta Internet) y no por ello, quiere decir que el periodismo haya evolucionado, si no más bien se ha transformado.


Algunas organizaciones como La Federación Internacional de Periodistas, Medios Para La Paz o la Fundación Para La Libertad de Prensa en Colombia reseñaron aquél día con artículos que hacen balances sobre la actividad periodística, y en otros casos sobre los peligros que deben afrontar los comunicadores a la hora de ejercer su profesión. Esto no es sorprendente, menos en un país como éste, donde hacer periodismo se torna un reto para consigo mismo y con la sociedad.


Se habla de amenazas, censuras, limitaciones, contradicciones, leyes, dudas… pero por más que se examine la cuestión persiste. Alguna vez alguien me dijo que creía que en Colombia era fácil hacer periodismo que por que aquí cada minuto teníamos noticias negativas, como por ejemplo nuevos atentados o secuestrados, etc. Y que por eso suponía que aquí fluía la información y que había mucho trabajo, a esto último no me apondré pues es cierto, sólo que nos adentramos en una cuestión más compleja; los mismos medios para los mismos periodistas (algunos a esto les llaman “roscas”).


En el segundo párrafo de este texto afirmo que hay muchos medios, y pensarán los lectores que con el último segmento me estoy contradiciendo, pero mejor me hago entender ya mismo. Hay medios, sí, hay periodistas, sí. Pero los grandes medios e incluso los medianos y pequeños ya están más que pedidos. Por ello, para los aprendices de esta labor resulta complicado poder laborar por lo que estudiaron.


¡Qué ironía, hay muchos medios en esta década y no hay muchas opciones laborales para los periodistas!, ¿será que eso quiere decir que hay saturación de nuevos periodistas?, o ¿será que no hay tantos medios como se puede creer?...

Así pues, sólo queda dar esperanzas para todos ellos, pues se supone que ya metidos en esto deben enfrentar al mundo entero. Por ello, les doy mis felicitaciones por querer ser valientes, y espero honestamente que eso les dure por mucho tiempo. Saludos a todos los periodistas colombianos que bajo una correcta ética y un sentido social pluralista luchan contra la "transformación" de la comunicación nacional.

He dicho.

Gracias.

martes, 5 de febrero de 2008

Pa´ donde va Vicente, va la gente; Marcha del 4 de Febrero



Toda la algarabía antes de un lunes que prometía ser diferente. Medios de comunicación atiborrados de invitaciones por doquier y centenares de personas que sin más, asistieron a la que hoy es llamada la marcha con mayor participación en la historia de Colombia.


Cuatro de la mañana y la radio ya incitaba a salir aquél día a una marcha. Marcha que muchos no entendieron, como pude darme cuenta. Y que incluso yo tampoco comprendía muy bien. Algunos estaban decididos a comprar sus camisetas (incluso bajo engaños no aceptados), y otros decididos a enfrentar el agobiante sol todo por inundar las calles de la capital colombiana.


En un momento, la gente simplemente ya no se distinguía, la carrera séptima con 39, en el parque nacional, fue punto de encuentro para más de uno, y allí siendo las 12 del meridiano hacia pensar que la cuestión iba para largo. Una inmensa mancha blanca. Oh! Quisiera decir que me sorprendí al ver tanta gente, pero no!, no me sorprendí. Por que sencillamente eso esperaba, con tanta invitación, cómo no iba a salir el pueblo a sus calles a caminar y gritar y ensuciar y cantar… en fin.


Pasos iban, pasos venían, calor asfixiante, comercio informal por montones, banderas con más de un anuncio político escondido, niños, perros… a donde se mirara: gente. Unos con coros de odio, otros con el tan recordado himno nacional, y otros inmiscuidos en medio de sus silencios tímidos.


Sí, yo fui, esta bien, no enmarañada de tonos claros, por el contrario (y sin pensarlo) yo era uno de los escasos puntitos negros entre tanta blancura. Salí por ver este fenómeno que me conmovía las entrañas de la opinión. Quería estar entre el pueblo, entre la gente que sin molestia salía a marchar. Quise mezclarme y mimetizarme, quise simplemente observar. Por solidaridad con mis acompañantes me lancé a preguntar con la naturalidad que me cedía la confianza inesperada de los bogotanos, y sus respuestas (debo admitir) me asustaron.


Cabe aclarar con mucha fuerza que respeto ante todo la palabra del ser humano, y lo seguiré haciendo sin la menor duda, pero sus respuestas sí que me hicieron bajar mi ritmo de caminante. Algunos me dijeron que salían por que los medios lo habían pedido, así, nada más, ya luego remataban diciendo que “por la paz de Colombia, que por la liberación de los secuestrados, que contra un grupo guerrillero en específico, que por las familias que sufren, que… que… que…”. Caray! Volvemos al tema: la influencia de los medios masivos de comunicación. Maravilla de invitaciones. Y yo hasta aquí diré (sarcasmo).


La gente sonreía, sus rostros enmarcados en sudor demostraban ganas de decirle al mundo que sí se podía luchar. Conmovedor. Y el mundo, se unió. Los pies medio cansados, la garganta seca, y mi incómoda sensación personal por cuestiones que no competen aquí, me hicieron centrarme en mi labor de observadora entregada. Saqué mi cámara fotográfica y a captar imágenes que no creo se repitan con la misma ovación. Por ello, aquí podrán encontrar un registro fotográfico de la marcha.


Al final, ya en la tarde, los parlantes se destaparon y otra vez el himno. Bien, era tiempo de despedirme de mi tan anhelado centro de Bogotá. Sin un peso en el bolsillo y con la angustia de mis obligaciones, salí lentamente hacia un paraíso: el chorro de Quevedo. No aguanté las ganas y menos iba yo a desperdiciar el exquisito sabor de una cerveza fría en mi paladar, acompañada por el frío de las paredes, y por supuesto de gente sin inhibiciones, música para terminar la tarde, una charla y listo.


¿Listo?: No!. Veinticuatro horas después y aún me someto a seguir viendo en los medios una sarta de informaciones relacionadas con la marcha. ¿Cuánto más durará el tema?, ¿Sólo queda esperar cómo ocurre la que se viene?.


Esperar, será.


Gracias a todos los que leyeron esto, esto que ocurre en la calle…


Hasta Pronto