sábado, 24 de mayo de 2008

La tierra se movió en Bogotá

(Perdonarán los lectores asiduos que esperaban en esta entrega la segunda parte del texto sobre el centro de Bogotá, pero considero por ahora más importante renombrar el sismo ocurrido hoy)

El Reporte.


A las dos de la tarde y veintiún minutos, hoy sábado 24 de mayo de 2008 tembló en Colombia registrando 5.5 grados en la escala de Richter, el epicentro se originó en El Calvario, un pueblo ubicado al oriente del Meta, relativamente cerca a la capital. El reporte de las entidades correspondientes es hasta el momento un saldo de 6 muertos y cerca de 14 heridos en el país.

Uno de los municipios que se vio afectado tras el sismo fue Quetame, donde la iglesia se vino al piso y también algunas casas. Debido a las constantes lluvias que se han presentado en los últimos días y sumándole el temblor la carretera de Bogotá a Villavicencio se encuentra cerrada a esta hora (8:52 pm) por derrumbes en la vía, el transporte está estancado y las autoridades recomiendan coger vías alternas.

Por otro lado, en la capital Colombiana el sismo deja parte de la fachada del edificio de la Contraloría en el piso, pues el movimiento telúrico provocó su caída. También algunas fisuras en algunas casas y un par de choques de carros que en ese momento transitaban por las principales vías de Bogotá y que no alcanzaron a detenerse. Por si fuera poco, minutos antes del sismo en el centro se presentaba un breve incendio en un edificio sobre la carrera séptima pero éste fue extinguido por los bomberos.

Un taxi que pasaba por una de las calles del centro de la capital quedó sin vidrios y desfigurado cuando cayó sobre él un muro de una casa mientras temblaba, al conductor no le sucedió nada pero sí lamentó lo de su carro.

Los nervios y la incertidumbre se adueñaron de los habitantes bogotanos quienes salieron a las calles en búsqueda de espacios seguros, de hecho hasta en las noticias reseñaron que una persona en medio de su pánico se lanzó desde un segundo piso y en este momento está en recuperación en un hospital.

La experiencia.

“ESTÁ TEMBLANDO ¡MIRE!”, me dijo un señor mientras con su mano derecha simbolizaba el borde del estanque donde el agua se movía con fuerza de lado a lado, cuando él me lo dijo yo ya lo sabía, iba caminando algo afanada persiguiendo a mi acompañante.

Segundos antes estábamos sentados en una silla de cemento dentro de la biblioteca Virgilio Barco cerca al Parque Simón Bolívar. Estábamos concentrados en una conversación, decidí levantarme de la silla y mi acompañante dijo “está temblando salgamos de aquí ya”, para ese entonces no le entendí pero tan pronto sentí que mi cuerpo se movía hacia delante y hacia atrás mi capacidad de reacción se disminuyó debido al impacto que sentí, lo que pude hacer fue caminar muy rápido detrás de él hasta la puerta, mientras miraba los rostros de las otras personas que parecían no entender lo que pasaba.

El piso todavía se movía con mucha fuerza de un lado a otro, me empecé a inundar de mis propios nervios… sentí estallar en ellos cuando el señor me habló y me mostró el agua que parecía tener olas furiosas atrapadas entre los canales. No sé bien por qué, pero sentí la necesidad de frenar mi paso y ubicar mis manos sobre el estanque pues pretendí sentir el poder del movimiento del agua, fue impresionante ver cómo se elevó y cómo se movía.

Salí de ese estado en breves micro segundos por la voz de mi acompañante que una vez más me decía que saliéramos, lo noté muy calmado, consciente y hasta seguro de lo que hacía pero yo ya estaba presa del susto y de todo lo que veía a mi alrededor.

Seguimos caminando por el pasillo mientras llovía y seguía moviéndose el piso, yo no podía dejar de mirar los canales de agua a lado y lado que parecían salirse de su control, creí estar en un cuento misterioso que no dejaba de impresionarme.

Sentí la necesidad de preguntarle a una vendedora ambulante si había sentido el temblor, y entonces ella me dijo “¡Claro!, aquí casi se me caen las cosas”. Quizá fue el hambre o su tranquilidad pero mientras yo seguía asustada mi acompañante devoraba una oblea con la calma del mundo.

Todo ya había pasado, pero yo sabía que se iban a presentar réplicas por ende esperamos un poco en la calle donde pensé que hasta era un buen lugar por que allí no hay edificios. En la acera empezaba a notarse la gente en grupos, con los ojos asustados pero para sorpresa mía nadie estaba tan nervioso como yo y hasta los niños seguían jugando normalmente.

Rearmamos el sentir de esos momentos y desee sentarme pues las piernas me flaqueaban, casi media hora más me duró el susto mientras iba en el bus para mi casa, y al llegar dedicarme a escucharlos a todos y nadie me escuchó a mí. Por un lado, no quería contarles para no alarmarlos.

En fin, como dijo un periodista de un canal local: “Este fue un sábado muy movido”.

Conclusiones:

1. La gente de Bogotá aún no está preparada para saber afrontar un sismo por que gran parte de ella entró en pánico.


2. Todas las comunicaciones telefónicas dejaron de funcionar impidiendo saber sobre otras personas, eso demuestra que en momentos así llamar es lo que menos se debe hacer, hasta lo dijeron en las noticias.


3. El señor alcalde de Bogotá pocos minutos después del sismo estaba tan desorientado como yo, se notó en la entrevista que le hacían en la radio, y me pregunto… ¿si él, para ese entonces, tampoco tenía mucha información ni había activado el plan de emergencias entonces qué podíamos esperar los ciudadanos?


4. Una vez más, el medio de comunicación masivo realmente efectivo fue la radio.


5. El trafico vehicular puede ser un caos ya que los semáforos se desprogramaron por completo.


6. Los noticieros de televisión en la noche eligieron mostrar más la aparente muerte del guerrillero Tirofijo que lo del sismo.

¿Usted cómo vivió el temblor?
Cuéntenos

sábado, 17 de mayo de 2008

Viviéndose el centro de Bogotá. I Parte


El centro de toda gran ciudad es no sólo el lugar más congestionado sino también el más popular, visitado, explotado, distinguido… e interesante. Por eso hoy le dedicaré este espacio al centro de la capital Colombiana.

El centro de Bogotá se determinó así por muchas razones, entre ellas y la más relevante por que allí se congregan una serie de entidades públicas y privadas que hacen de aquél lugar un cosmos multiacción (obviando todos los hechos históricos que allí ocurrieron…por ejemplo la muerte del caudillo Gaitán en 1948 o la toma del palacio de justicia en 1985). La cantidad de comerciantes de todo tipo y la circulación de mucho transporte sugieren un panorama pesado, pero el centro también es un lugar de entretenimiento, basta con mirar la cantidad de personas y sus diferentes atuendos, culturas y rostros para comprobar que a la vuelta de la esquina podemos hallar lo que jamás se nos había ocurrido.

El recorrido...

Partiendo de la esquina de la séptima (la misma que se ha llenado de infinidad de marchas) con calle 39, donde queda el Parque Nacional, emprendí mi caminata un viernes en la tarde con pocas ganas de llegar a mi casa, acompañada de un caballero que prestó sus pies para tal propósito. En este parque se ven jóvenes universitarios de la Javeriana, la Distrital, el Politécnico y muchas otras, dedicados a descansar en el pasto, a jugar en las canchas o raramente a leer o a estar solos un rato.

Otros en cambio, usan el parque para almorzar o tomar las onces, y otros para asustar y hacer sus pecadillos. El caso es que tiene un reloj en el centro que nunca da la hora y varios puestos de comidas.

Siguiendo hacia el sur, por la misma carrera séptima se funde con la carrera 13 justo donde está el Museo Nacional que hace mucho tiempo era una cárcel y ahora guarda muchos elementos de la historia colombiana, también se encuentra el hotel Tequendama conocido por su ímpetu. Unas cuadras más y los pies ya empiezan a sentir el peso, pero luego del Museo sigue el parque Santander cerca del Planetario Distrital y antes de la gran torre Colpatria.

“Yo no me subiría a los últimos pisos de ese edificio, me daría vértigo” dice mi acompañante mientras hacemos planes de ver una buena película como por salir de la falsa rutina. De noche la torre se viste de colores que cambian cada 4 segundos.

Luego, continuando con el camino hacia el sur, avanzamos hacia la famosa esquina del Terraza Pasteur, centro comercial antiguo donde hoy en día residen una serie de almacenes entre bares y demás. De hecho antes de esa esquina todos los fines de semana el parqueadero deja de existir para darle paso a un exótico mercado de las pulgas que se volvió otro símbolo del centro.

Los pies a esas alturas ya me pedían un descanso pero la gana de caminar seguía… por eso más allá se encuentra el Teatro Jorge Eliecer Gaitán donde se llevan a cabo conciertos como el de la banda holandesa Whitin Temptation que se presentaron hace poco en Bogotá, o también algunas obras de teatro del Festival Iberoamericano o incluso eventos artísticos de la Secretaría de Cultura.

Unos pasos antes del teatro está la cinemateca distrital donde todos los días se pueden ver películas de casi todos los géneros, lugar emblemático para los empedernidos cinéfilos que siguen de cerca especiales y ciclos de temáticas amplias por un precio cómodo.

Con mi compañero hallamos en cada calle la posibilidad de decenas de fotografías para cumplir con nuestra maratón de fotos juntos, por eso sin pensarlo tanto sacamos cámara y apuntamos a nuestros objetivos sin temor, sí es cierto que el centro es aparentemente muy peligroso por los robos y los habitantes de las calles pero basta con tener los ojos bien abiertos y el olfato de atención como para no parecer un despistado y ser presa fácil. De hecho, yo que tanto he vivido el centro de mi ciudad no he tenido ningún problema de esa índole hasta ahora. Pero más vale prevenir.


- Puse muchos links por que me parece que si alguno quiere ahondar en el lugar pueda hacer click y conocer algo más sobre el mismo. Gracias.